Este verano, no sé muy bien cómo, decidí que quería aprender a teñir mi propia lana de forma natural. Me da mucha curiosidad saber de qué planta sale cada color, qué influye en que éste sea más vívido o más apagado, cómo poder modificarlo y todo el proceso que eso conlleva.

Lo primero que hice fue un pequeño experimento, no fuera a ser que después de haberme hecho la ilusión de que si podía, finalmente fuera algo demasiado complicado o que necesitara tanto instrumental que no fuera posible hacerlo en casa. Con canela, vinagre y un resto de lana blanca que tenía de otro proyecto hice la primera tintada. El resultado fue bastante aceptable, sin ser todo un hit, se aproximaba a lo que yo quería. Era el momento de empezar a aprender cómo hacerlo “de verdad“.

En ese punto empecé a buscar información de cómo hacerlo. Soy una persona metódica, me gusta hacer las cosas siguiendo unas pautas preestablecidas y dejar de lado el “ojímetro“. Si algo debe tener una proporción “x” no me gusta que me digan que “eso es ir probando“.

Así que, después de leer algunos blogs, compré un par de libros: “Botanical colors at your fingertips” de Rebecca Desnos y “Wild Color” de Jenny Dean (ambos en Amazon). El primero es más de andar por casa, te explica los procesos más básicos para teñir, de qué planta sale cada color, cómo lo puedes modificar y cómo mordentar utilizando soja. El segundo te lo recomiendo muchísimo si estás pensando en empezar a teñir y quieres tener a tu disposición diferentes técnicas y formas de hacer las cosas. Es el que estoy siguiendo ahora mismo y me encanta. También te explica, dentro de una selección de plantas, los diferentes colores que puedes obtener y qué método es el más apropiado en cada caso.

Hace unos días os enseñaba en Instagram (@thingstoknit) el secadero de eucalipto que tenía montado en la terraza de casa. El olor era genial, pero su destino era acabar en la olla del tinte ¿Qué color saldrá? Naranja. Haciendo click en “sigue leyendo” te explico cómo fue el proceso para conseguirlo. 🙂

Teñir es como seguir una receta de cocina. Debes seguir unas pautas y tener en cuenta ciertos factores para que el color que debe salir no se altere y sea totalmente diferente al esperado.

¿Cuáles son esos factores? El primero y más básico: el pH del agua. Debe ser neutro (pH 7). Si es muy ácido los colores saldrán muy vívidos y claros, y si es demasiado alcalino éstos serán más oscuros. Por normativa, el agua que nos llega a casa debe tener un pH rondando al 7. Pero si quieres teñir sin sorpresas, lo primero es comprar unas tiras para medirlo. Esto lo puedes encontrar en cualquier droguería. Llevan un reactivo que, al contacto con el agua, se ponen de un color u otro dependiendo del valor del pH. La escala de colores viene con el librito de tiras, así sabrás, más o menos cómo será el color final.

También influye si cuando tiñes lo haces aplicando calor o en frío. Si sigues la primera técnica los colores se fijarán más rápido y éstos serán más vívidos. Con la segunda, el color se fija más despacio y los colores son más apagados.

Todo lo que te voy a explicar en este post, lo hice en frío. Simplemente dejando reposar.

Las fibras que utilices para teñir deben ser 100% naturales, nada de acrílicos. En éstos no se fija el tinte.

Lo primero que hice fue mordentar la lana. El mordiente es una sustancia que ayuda a fijar el tinte a la fibra. Puede ser: vinagre, alumbre, sulfato de hierro o de cobre, sal, cremor tártaro, etc.

Ahora mismo estoy utilizando el alumbre, creo que es de los que menos influyen en el color final del tinte. Los sulfatos que te he mencionado anteriormente, modifican el color, y de hecho, aparte de como mordientes se usan como tal una vez que la lana ha sido teñida.

¿La proporción que estoy usando? Un 10% del peso de la lana en seco. Con la lana previamente puesta en remojo, preparo la disolución del mordiente, meto ésta, y lo dejo reposar durante 12 horas. Después saco la lana de la disolución, lavo con jabón pH neutro y dejo secar.

El tinte. En este caso he preparado el tinte con hojas de eucalipto. No es un árbol autóctono de dónde yo vivo, pero en la floristería puedes conseguir manojos de ramitas del mismo. Las dejé secar unas semanas y después separé las hojas del tallo.

En una olla con agua caliente, dejé hervir las hojas durante 45 minutos aproximadamente. Después el tinte se cuela para asegurarnos de que no hay restos de ningún tipo en él, y se deja enfriar.

La cantidad de hojas que utilicé con respecto al peso de la lana fue un 50%. Encontraréis muchas referencias, en este aspecto, que os dirán que uséis el 100% del peso de la lana (siempre hablamos de peso en seco), pero esto depende de si queréis un color muy saturado o suave.

La lana, igual que cuando se mete en el mordiente, debe estar previamente mojada para que absorba bien el color del tinte.

En este paso dejé la lana dentro del tinte durante 8 horas. Después, se saca, se vuelve a lavar y se deja secar.

Así es cómo queda una vez que está todo el proceso completado. No es algo difícil, pero te enseña a tener paciencia y a tener consciencia de que las cosas llevan su tiempo.

También recuerda que cualquier instrumental que utilices para teñir jamás debe volver a ser utilizado como útil de cocina.

Espero que os guste este primer post sobre tintes. Si queréis que os hable de algo referente a ello en más entradas del blog, solo tenéis que decírmelo ¿Alguien más se anima? 🙂